La historia de este pan tan representativo y delicioso se remonta a la época de la conquista cuando ocurrían los sacrificios humanos en el México prehispánico y los españoles sugirieron que se preparara un pan de trigo cubierto de azúcar roja, que simulara el corazón de las mujeres sin necesidad de perder la vida, estos son los primeros registros del pan de muerto, pero en el transcurso de los años ha ido cambiando hasta ser como lo conocemos hoy.

Por si no lo sabías la simbología del pan de nuestro guarda varias peculiaridades, para empezar su forma circular simboliza el ciclo de la vida y la muerte, el pequeño círculo en medio que se encuentra comúnmente en la parte superior simboliza el cráneo, las lágrimas del muerto y los cuatro puntos cardinales dedicados a los Dioses: Xipe Tótec, Tlaloc, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl.

Actualmente según la zona, se tienen distintas formas para elaborarlo; en Puebla, por ejemplo, llevan semillas de ajonjolí y por otro lado en Oaxaca se hace un pan de yema decorado como alfeñique, este se trata de una especie de palo negro proveniente de España con base en azúcar pura de la caña preparada en pasta alargada y retorcida con la que se pueden mezclar más ingredientes, es una preparación folclórica desde tiempos coloniales en gran parte de la región hispanoamericana.

Existen muchas variedades de forma de pan de muerto desde flores y corazones, hasta animales como caballos, burros, conejos etc. Los cuales son comercializados en México y el resto del mundo. Una deliciosa tradición que nos identifica mucho a los mexicanos y nos hace sentir muy conectados con nuestros antepasados. En el centro y el sur de México, es donde se tiene mucho más presente esta tradición y en los últimos años hasta se hacen desfiles el 2 de noviembre el día de muertos mostrando gran variedad de pan de muerto.

 

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