¡Pero es que no llego a fin de mes! No por conocida o reiterada esta expresión deja de estar de actualidad, hoy en día. En una cafetería, en una conversación en la calle, con tus amigos o en familia es probable que escuches estas palabras, muy a menudo. Y, sobre todo, según se acerca el tan temido día 30.

Según termina el mes, van entrando los primeros recibos. Puede que la hipoteca o el alquiler, pero también el recibo de la electricidad, el teléfono o el agua, por ejemplo. En un momento u otro debes hacer números para ver si tu dinero disponible alcanza o no para hacer frente a todos los gastos.

En este sentido, tienes que saber que existen algunos trucos o recomendaciones que pueden ayudarte cuando ese "no llego a fin de mes" empieza a anidar en tu mente. En primer lugar has de organizar tus gastos y establecer una relación en la que deben figurar tanto los gastos propios de cada mes como aquellos que, con carácter eventual, afectan a tu bolsillo.

Una vez conoces qué desembolsos realizas a lo largo del año, llega el momento de tratar de distribuirlos de la manera más cómoda posible. En muchos casos puedes acordar con las entidades de las que se deriven estos el momento en que realizar estos abonos.

Asimismo, resulta muy útil tratar de favorecer un fondo de emergencia en el que reunir una cantidad de la que echar mano cuando, precisamente, más lo necesites. De este modo, ante una eventualidad o imprevisto, podrás recurrir a ese colchón, sin desbaratar tu economía.

Por otro lado, también te ayudará prepararte un presupuesto propio a principio de mes. De este modo, controlarás todos los ingresos y gastos y podrás tener una visión detallada y anticipada de tu situación financiera. En consecuencia, tratar de reducir esos desembolsos que a veces realizas es otro consejo que redundará en la mejora de tu economía.

En relación con tu tipo de consumo, aprovechar todas las ofertas y descuentos es un truco que nunca te fallará. Solo te exige cierta atención para seguir disfrutando de tus gustos o aficiones, pero por menos dinero.

En definitiva, aunque parezca realmente difícil puedes lograr un control continuo de tus finanzas personales, con unos consejos de sencilla aplicación. Se trata de saber exactamente a qué cuestiones tienes que destinar, sí o sí, parte de tus ingresos y cuáles pueden esperar. En la práctica, en los meses en los que estés más aliviado podrás disfrutar, sin despilfarrar; y, en los momentos en que se te acumulen los pagos, estos no te pillarán despistado.

 

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